La Terapia Gestalt nace con Fritz Perls, quién separándose de la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud de la época, tiene el firme convencimiento de que nuestro organismo tiene la completa capacidad de autorregularse. Claudio Naranjo, su sucesor, llevó la Terapia aún más lejos cuando le añadió todo su conocimiento respecto al Eneagrama y la Psicología de la Personalidad.

La filosofía de la Terapia Gestalt se apoya en tres principios fundamentales: vivir el presente (aquí y ahora), desarrollar la conciencia (darse cuenta) y comprometerse con la acción (responsabilidad). Al desarrollar estos tres aspectos, la persona va encarnando una personalidad más acorde con su naturaleza, descubriendo que puede dejar de vivir en sus máscaras y juegos mentales. 

En Gestalt trabajamos desde lo que nos sucede en el aquí y ahora, siendo el terapeuta alguien que espeja, acompaña y guía en la búsqueda y exploración de cómo vive la experiencia la persona. De esta manera, sucede el darse cuenta de la propia vivencia y del cómo la persona se autointerrumpe en su proceso de autorregulación mediante distintos mecanismos de evitación y juegos mentales. Aquí es cuando el proceso de responsabilidad entra en acción y la persona se siente capaz y segura de su potencial para devolverse a sí misma lo que necesita.